Tu éxito en autoedición dependerá, en gran medida, de la coherencia de tus personajes
Idear personajes para nuestras historias es relativamente fácil. Que estos resulten creíbles y que tengan el poder de atraer al lector sin perder la coherencia a lo largo de la historia, no tanto. Para conseguirlo es necesario realizar un trabajo previo no exento de altas dosis de observación y de largas horas delante del ordenador dando forma y sentido a los actores principales y secundarios de la obra. La idea es que los personajes redondos o tridimensionales, es decir, aquellos que adquieren un papel protagónico dentro del relato o novela, se nos vayan presentando a lo largo de la historia y lo hagan de forma convincente, real, sin caer en estereotipos y obviedades. Algo parecido a lo que pasa con los personajes planos o bidireccionales, aunque estos –eso sí- no requerirán de un estudio ni un desarrollo tan profundo de su personalidad.
Las técnicas para abordar este trabajo creativo son muchas. Casi tantas como autores existen. Los hay que elaboran una biografía de su personaje principal y, en ella, dan cuenta de cada uno de los aspectos que han formado parte de su historia, desde su fecha y lugar de nacimiento hasta la relación que tenía con sus padres o su comida preferida. También, los que cumplimentan una ficha en la que responden a las principales cuestiones que pueden interesar al lector y que pueden ayudarle a construir la acción que se desarrolla en torno a él.
En El Libro Editorial, como entidad especializada en autoedición, más que enumeraros los diferentes métodos de creación de personajes, os indicamos aquellos aspectos que debéis tener en cuenta para construirlos sin perder credibilidad y convicción.
- Rasgos físicos. Da igual que el personaje del que hablemos aparezca en todos los capítulos de la novela o que ocupe un papel secundario en el desarrollo de la historia, siempre debemos facilitar al lector algún rasgo de su fisonomía. Sólo así podrá imaginar al personaje del que estamos hablando, visualizarlo y entender, en algunos casos, el por qué de sus acciones y reacciones o las de los otros. Una pauta que, como os podréis imaginar, resulta de imprescindible para los protagonistas del relato: para que un libro atrape al lector, debe poder recrear a los personajes de su historia.
- Realidad versus credibilidad. Que un personaje sea creíble no significa que deba pertenecer al mundo real. Puede ser un superhéroe, un príncipe de un reino imaginario o un androide, pero sus sentimientos y reacciones deben ser reales. Que tengan miedos, debilidades, defectos, que puedan equivocarse y salir del paso, que se emocionen o que carezcan de sentimientos… De esta forma conseguiremos que adquieran fuerza dentro de la historia y que los lectores puedan identificarlos y posicionarse a favor o en contra de ellos, que los amen o que los aborrezcan.
- Anécdotas, datos. Una forma de dar a conocer la personalidad de los personajes redondos es hablar de sus gustos, evocar su pasado, dar cuenta de sus aspiraciones. También, definir el lenguaje que utilizará y lo caracterizará. Recordemos que los diálogos, como los personajes, aportan credibilidad a la historia. ¿Utiliza frases hechas? ¿Tiene tics al hablar? ¿Existe alguna palabra que repita?
- Coherencia. Las acciones que se describen en la novela deben ser coherentes con la personalidad del personaje para el que las hemos diseñado. Por ejemplo, si nuestro protagonista es huraño, resultará extraño que, de repente, ofrezca una cuantiosa cantidad de dinero a una organización benéfica o que lo haga sin cierto deje de amargura o enfado. Y si lo hace, este cambio debe corresponder a una evolución en su personalidad de la que previamente habremos informado al lector.
- Evolución. Como hemos explicado anteriormente, no sólo es lícito que un personaje modifique su personalidad y comportamiento a lo largo del relato, sino que es recomendable que lo haga. El por qué hay que buscarlo en nuestras propias vivencias: de la misma forma que nuestra forma de pensar y actuar varía en función de nuestro entorno y las experiencias vividas, la de nuestros personajes lo debe hacer en relación a lo que acontece en la historia. Además de aportar dinamismo y riqueza al relato, le dotamos de coherencia.
- Relación de los personajes. Debemos construir personajes creíbles, pero también relaciones creíbles. ¿Cómo se conocieron los personajes? ¿Qué sentimientos se procesan? ¿Qué sentido tienen en la historia? Tener claro estas cuestiones antes de iniciar el relato es fundamental, sobre todo en lo que se refiere a personajes planos. Su aparición en la novela debe tener una función: puede ofrecernos un dato del pasado del protagonista o hacer que resurja algún sentimiento oculto o apaciguado.
En El Libro Editorial contamos con editores que revisarán tu novela antes de su autoedición y velarán para que tus personajes sean creíbles y convincentes.